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Testimonios periodísticos

El periodismo en Colombia ha tenido muchas dificultades y limitaciones a lo largo de la historia. En la vigente constitución colombiana de 1991, se establece entre varios de sus apartados y artículos la general libre expresión y derechos tanto del quehacer periodístico como de otras facultades. Derecho a tener valores éticos, tener responsabilidad social, tener el interés público como prioridad, tener intimidad y buen nombre, tener libertad de conciencia sin discriminación por convicción alguna, tener el derecho a la honra y el derecho a la petición son, aunque factores claros y claves de la ley de leyes que rige nuestro país, parte de un marco normativo violentado históricamente. Se presenta una limitación por parte de posiciones controladoras que impiden la ética, responsabilidad e independencia del ejercicio periodístico.

 

Maryluz Vallejo

No obstante, el periodista debe proponer resistencia y ser promotor del disenso, con el fin de mostrar un espectro amplio de la realidad con las distintas partes de la historia. No hay lugar para la actitud complaciente, debe haber criterio y carácter para contradecir opiniones “únicas”, llamado que se evidencia con claridad en la obra “lo que queda de los medios” de Bettetini y Fumagalli. Sin embargo, el periodismo en Colombia ha demostrado ser en su mayoría un periodismo irresponsable y “libreteado” dadas las influencias políticas e intereses de altos mandos. El simple hecho de que los principales medios de difusión del país estén en manos de los altos conglomerados económicos genera de por sí que se evada el profesionalismo.

 

Los pocos periodistas conscientes y profesionales que no forman parte de éste “sistema” y se hacen a un lado para ejercer una labor real y responsable han debido superar una gran cantidad de adversidades, limitaciones y legislaciones controladoras del oficio, tanto por parte del estado mismo como de otras entidades.

Maria Isabel Rueda

Tanto Maryluz Vallejo y María Isabel Rueda en sus obras “A plomo herido” y “casi toda la verdad” respectivamente, evidencian la cantidad de obstáculos que ha habido a lo largo de la historia para la independencia periodística en Colombia. Ambas lo hacen desde una perspectiva distinta, ya que Maryluz, contextualizando los hechos, habla de la censura general recibida por parte de innumerables gobiernos, de amenazas por parte de la oposición y la parcialidad política y de atentados encubiertos contra grandes casas periodísticas. Se evidencia cómo desde finales de los años cuarenta, bajo el gobierno de López Pumarejo y toda la difamación emprendida por parte de Laureano Gómez, se inició una época de constante persecución política, acallamiento periodístico e hipocresía gubernamental. Hablando de El Colombiano, por ejemplo, Maryluz deja más que claro cómo funcionaban las empresas periodísticas de la época, plasmando dos publicaciones del diario, que supuestamente apoyaba el gobierno de Laureano Gómez: “La actual censura de prensa es constitucional y conveniente […] la historia del Partido Liberal es la historia de los atentados contra la libertad de prensa […] Durante estos tres lustros existió cierto género de censura sistemática que consistía en destruir, coaccionar y atacar por todos lados los medios periodísticos de oposición.” *1. Tan sólo 7 meses después, el mismo diario publicó un titular hablando de la extrañeza de todo el país debido a la suspensión de los diarios El Colombiano, El Tiempo y El Liberal. Al año siguiente la casa del director del diario, Juan Gómez Martínez fue dinamitada.

 

Por otro lado, María Isabel, a través de una entrevista a Enrique Santos Calderón, habla de el difícil arte de denunciar y sobrevivir, especialmente durante la época del narcoterrorismo en Colombia, tiempos en los cuales no solo había censura, sino que los atentados, secuestros y asesinatos de periodistas eran muy frecuentes. Aunque durante la charla el señor Santos se mostró inquieto con el tema, ya que se vio en par ocasiones envuelto en atentados contra su Revista y su casa, defendió sus actos y la responsabilidad periodística que debían conllevar durante la época: “Estoy vivo de milagro […] Ya nos habían puesto una bomba en la revista. Estábamos haciendo denuncias muy fuertes sobre corrupción en el Ejército. Eran los gajes del oficio” *2. Con respecto al asesinato de Guillermo Cano, el secuestro de los hijos del dueño de El Tiempo, María Isabel y Enrique hablan de como el periodismo no claudicó ante el narcoterrorismo.

 

Ambas autoras defienden el oficio periodístico y sus necesidades ante el panorama lleno de obstáculos y adversidades en la historia de Colombia, haciendo un llamado a que todo periodista responsable y profesional jamás debe sucumbir ante cualquier arrinconamiento del tipo que sea, y que por ende es posible, aún hoy, lograr una labor independiente y de calidad.

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Veamos unos cuantos testimonios en entrevista exclusiva. Nos acompañaron el historiador Nelson Castellanos y los periodistas Mario Morales y María Clara Gracia.

"LOJUSTO"

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