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Mario Enrique Morales

Periodista. Magíster en narrativas digitales

¿Existe la libertad de prensa en Colombia?, ¿Si no, es un logro alcanzable?

 

Digamos que uno lo puede mirar desde dos puntos de vista. Desde la óptica conceptual o desde la óptica particular. Desde la óptica conceptual, yo siempre tengo una metáfora que es de un periodista americano que compara la libertad de prensa y la libertad de expresión con un río. Dice que el río es importante porque genera vida, en el río hay vida. Peces, plantas etc. Pero el día que le caiga algo de contaminación, el río puede seguir considerándose río por el agua, pero ya ha perdido su sustancia fundamental que es la vida, la contaminación ha acabado con ella. Luego, para ser considerado río en sentido estricto no debería de tener contaminación. Lo mismo pasa con la libertad de expresión. 

La libertad de expresión debería ser como el río sin contaminación, pero en Colombia, particularmente, hay exceso de contaminación de la libertad tanto de expresión como de prensa, que tocan las dos al periodista. Eso tiene que ver con acoso judicial, tiene que ver con bullying, tiene que ver con acoso comercial, tiene que ver con acoso laboral, con violencia física, con restricción del trabajo, entonces son muchas las afectaciones que tiene el trabajo periodístico y que hacen que uno piense que la libertad de expresión es una cosa que hay que lograr y que todavía no tenemos. 

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Desde el punto de vista particular, los periodistas que trabajamos en Bogotá tenemos una enorme ventaja y una enorme diferencia respecto a los periodistas que están en las regiones. Entonces, uno en Bogotá podría decir que si tiene libertad de expresión o de prensa individual. Pero volvemos al ejemplo anterior, o es todo o no es nada. Es como en el embarazo, uno no le dice a una mujer ‘Usted está medio embarazada, o ¾ embarazada’. O está embarazada o no está embarazada. Lo mismo decimos de la libertad de expresión y de la libertad de prensa. 

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Una sección del blog trata tanto de censura y violencia física, casos como el de Jaime Garzón o Guillermo Cano Isaza, ¿Qué opina al respecto de estos casos u otros similares?

 

En Colombia, la FLIP documenta alrededor de 200 casos de violaciones a la libertad de prensa en nuestro país y eso es una barbaridad. Hasta la época de Uribe se contabilizaban tambien los muertos. De allá para acá, afortunadamente los muertos han disminuido. El año pasado hubo el asesinato de una periodista en el Huila, pero hay una sensible diferencia porque Colombia formaba parte del triangulo mortal del periodismo en América Latina con Venezuela y México. 

 

Afortunadamente nos hemos salido de esa decisión de restricción total y definitiva que es el asesinato, pero las amenazas se mantienen, las presiones y violaciones a la libertad de prensa se mantienen. Solo el hecho de que un periodista esté en la región y quiera ir a cubrir y no lo dejen pasar, o no le entreguen la información, o no lo inviten a una rueda de prensa, eso es restricción a la libertad de prensa. Pero los casos en las regiones son muy fuentes por los armados ilegales, por los corruptos y hay que señalar que el principal enemigo de la prensa en Colombia es la mano negra de la corrupción, no el conflicto armado. El conflicto armado ejerce otro tipo de presiones, otro tipo de violaciones a la libertad de expresión pero las decisiones drásticas contra los periodistas, amenazas contra su vida, atentados, agresiones y asesinatos vienen de la corrupción.

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En cuanto a ese tipo de violencia sufrida, ¿los parámetros y medidas de protección de organizaciones como la FLIP son adecuados?

 

Pues la FLIP es un mediador, es un puente para que el estado, a través del Ministerio de Interior, pueda proteger a los periodistas y pueda proteger el ejercicio periodístico. Yo creo que a la inmensa mayoría de los periodistas les ha funcionado, particularmente a los periodistas que están amenazados. ¿Cuál es el problema?, algo que pasa en otras instancias de la vida nacional. Otros reporteros se han auto victimizado en la idea de tener protección, escoltas y carro blindado porque eso les da Good Wheel y porque sienten que eso los lleva a otro nivel. Y eso en Colombia también existe –en cuanto a otras instancias ajenas al periodismo–. 

Tanto los que buscan protección aquí, como los que buscan exilio, legitimación del exilio, sin que realmente sean víctimas de la violencia. Pero yo pienso que los periodistas que se ha detectado que han sido amenazados han recibido en su mayor parte protección, lo que pasa es que los corruptos no amenazan sino que actúan, entonces ahí está el problema porque ya no van a contar la agresión, la amenaza o la forma de protegerlos. 

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En cuanto a la censura que impone el mismo medio a un periodista en búsqueda de libertad, ¿debería este cambiar de aires?

 

Digamos que ese es un consejo fácil de dar pero muy difícil de cumplir. Decirle a un periodista ‘No pues retírese, muérase de hambre, desemplease’. No, yo creo que el ejercicio periodístico es de una renovación cotidiana. El periodista puede perder hoy pero puede ganar mañana. En la actividad periodística tenemos una expresión que está expresada en estos términos y es ‘meter goles’. 

A un periodista le pueden restringir, cambiar el titulo, editar la nota central y aparentemente humildemente lo acepta pero luego, en otras notas, en otros informes o a través de otras estrategias puede ayudar a que eso se publique. Ahí si que perder es ganar un poco. Luego, el periodista tiene que ser muy estratégico porque esa pelea es diaria. Los periodistas estarían renunciando todos los días y buscando puesto todos los días. Luego, es más estratégica, toca perder para poder ganar en el futuro. 

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"LOJUSTO"

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