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Maria Clara Gracia

Periodista. Especialista en gerencia de la comunicación organizacional y analista de la información.

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Dada su trayectoria tanto en televisión como en radio, ¿cree que existe la libertad de prensa en Colombia?

 

En lo que a mi concierne, sí. Aquí en Blu Radio, como directora de un programa, yo la tengo. Tengo la libertad de decir cosas. Yo contrario a lo que dice mucha gente de que los periodistas no debemos opinar, creo que si debemos opinar. Yo opino mucho y Blu a mi no me ha coartado para absolutamente nada. Digamos que en otros medios, si he tenido esa presión de ‘Cuidado, es un cliente’. Me parece una cosa lógica aunque no me parece bien. Hay sitios donde, por ejemplo, uno ha hecho una denuncia y la marca es cliente.

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Se habla primero con la marca y se dice ‘Mire, esto es inevitable, eso no se puede dejar de decir’, como sucedió por ejemplo con el cartel de los pañales. Yo creo que difícilmente puede haberla en su totalidad, ni siquiera en los países donde más lo promuevan o promulguen, no creo.  Hay intereses siempre y siempre los va a haber. Dependiendo de la línea política del medio. Unos dicen que no la tienen, otros lo manifiestan abiertamente, entonces eso depende de cada medio. Perfecta no la va a haber jamás, pero si la hay y yo por lo menos en Blu si lo he sentido. Tengo toda la libertad de decir mis cosas, de manejarlas con prudencia.

Una sección del Blog consiste específicamente en ese tipo de violencia contra el periodista, por parte de su mismo medio. Uno de los casos tratados es el de Javier Darío Restrepo, echado de El Colombiano tras 17 años de labor sin excusa aparente.

 

Yo creo que hay medios que pierden la vergüenza. Entonces sencillamente lo afrontan, y dicen ‘listo se va’, lo echan y se viene todo el mundo encima y eso no para de ser una pataleta, y las marchas que hay en contra de lo que quieren. Eso no pasa nada, así es.

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¿Considera que un periodista bajo ese tipo de presiones debe salir de su medio?

 

Yo si creo. Obviamente. Lo que pasa es que ahí se conjugan muchas cosas. Primero, como periodista no se hace dinero. Es lo primero que un comunicador debe saber. Obviamente hay excepciones, hay presentadores que ganan mucho dinero, pero no quiere decir que ejerzan el periodismo. Confluye la necesidad del periodista de trabajar, la necesidad de estar haciendo una carrera y vivir de ella. Eso es lo que les digo a los periodistas, que tengan un plan B, así sea en la misma comunicación pero que tengan un plan B siempre.

A un periodista y a cualquier profesional en la vida. Yo creo que cada vez hay menos empleados con alma de empleados. La gente o los comunicadores deben tener otra opción. Esto no es permanente, esto se mueve muchísimo. Hoy en día dicen que los millenials son los menos estables pero se van y vayan y consigan, eso no es tan fácil. Yo creo que uno si tiene una moral y una posición muy clara frente a algo, sus jefes lo deben saber. Pero además uno tiene que hacerse valer y si eso es superior a sus necesidades económicas, pues deben irse, uno debe irse de donde no está contento, de donde no puede hacer su trabajo o no lo dejan hacerlo. Eso es una verdad frente a otra, que es la necesidad de laborar. Hay gente que se calla y las oportunidades son bastante pocas. Entonces todo hay que sopesarlo, infortunadamente es así.

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Por otro lado, está la violencia física por fuera del medio, en ese caso salir no es una opción. ¿Qué se debe hacer para protegerse, confiar en los organismos como la FLIP?

 

Si yo diría que la FLIP si. Pero lo que creo es q ue los periodistas debemos saber en qué nos estamos metiendo. En eso no hay enemigo pequeño. Yo he escrito columnas muy duras y me han llamado, me preguntan cosas. Nunca me han amenazado gracias a Dios, porque tampoco creo haberme metido hasta allá, pero si uno está dispuesto a hacerlo, tiene que hacerlo sabiendo que hay demasiados intereses y demasiadas fuerzas oscuras. Cuando hablo de fuerzas oscuras no estoy hablando únicamente de grupos armados detrás, así como hay ladrones de cuello blanco, hay asesinos de cuello blanco. Esos que se ven y son los que dan la orden, son los que cometen los delitos más graves y no pasa nada, así hay políticos todavía andando por ahí. Hay cosas que son muy complejas, esta es una de ellas y uno tiene que saberlo.

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Y eso nunca va a dejar de existir, es decir, pretender uno que jamás roben en ninguna parte, digamos de los erarios del estado, yo creo que eso es imposible, siempre va a haber quien robe, lo que pasa es que hay mucho descaro o cuando se comete cualquier tipo de delito grande, complejo en contra de la misma sociedad, pues hay que denunciarlo. Pero debemos saber en qué nos estamos metiendo, qué estamos denunciando y a quienes estamos señalando, tener pruebas. Eso es una realidad y yo creo que en un país como este, en un país latinoamericano como cualquiera, las cosas son muy complejas, la corrupción esta boyante en el mundo pero sobretodo en Latinoamérica. Entonces si uno destapa cosas, la política como es de sucia ella misma, ahora en época electoral verás a todo el mundo sacándose los cueros al sol, diciéndose de todo, sacando amantes, plata, chanchullos, es decir absolutamente todo. Entonces uno dice ‘¿pues aquí qué?’, hay que saber a que se expone. Y el periodista que es de guerra, que denuncia, que es de investigación, pues tiene que mirar. O uno decide si se queda de intermediario de la información, si la recibe y la divulga y no dice nada, no toma posición. Por eso es que yo digo que uno tiene que opinar, la gente tiene que saber cómo es uno, qué piensa uno y por qué lo piensa. Eso ayuda más a una sociedad, ser transparente en eso. Que uno tiene que transmitir y hablar de las dos partes implicadas o las que sean, tiene que hacerlo y tomar una posición, creo yo. Contrario a todas las facultades, yo hoy en día creo eso y tengo 54 años, casi 32 de profesión. Y yo creo que siempre hay quien busca meterle a uno cuentos y quien busca enredarlo a uno con mentiras, con amenazas, con lo que sea, pero eso es parte del oficio, que es bien arriesgado pero hay que hacerlo. 

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Cuando recién empezaba su carrera se dio toda la época de Pablo Escobar. En esa época se debió ver bastante censura y violencia contra el periodismo…

 

Claro. Yo en esa época hacía reportería, no tenía que ver con orden público. Yo tenía que ver con económicas, algo de políticas y presentaba noticias. Y en esa época, mi compañero de set, que era Antonio José Caballero, era el segundo en la lista de amenazas de Pablo Escobar. Teníamos que salir a presentar. Eso no era como hoy en día que los mismos canales tienen sus propios estudios y sus cosas. En esa época se emitían noticias y la programación desde Inravisión, entonces teníamos que irnos del sitio del noticiero hasta Inravisión, el que fuera. Si era Cadena 1 era en el CAN –Centro Administrativo Nacional– y si era Cadena 2 era en San Diego.

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Entonces uno tenía que arriesgarse y cuando yo iba con Antonio José siempre íbamos con escoltas, con camionetas, con todo. A mi me tocó, digamos desde practicas, me tocó desde la muerte de todos los de la Unión Patriótica hasta el secuestro de Andrés Pastrana. Todo el tema de Pablo Escobar, el asesinato de Carlos Mauro Hoyos, de Enrique Low Murtra. A nosotros nos tocó una época muy dura, muy difícil. Yo por eso soy incapaz de ver un programa de esos de El Capo o de Escobar. Me recuerda muchas cosas de gente muy buena que conocí. Gilberto Echeverry lo mató las FARC, una cantidad de cosas que siguen en mi memoria. Pero esa es la realidad que tenemos y debemos lidiar con ella. 

Antonio José Caballero

Asesinato Carlos Mauro Hoyos

Fragmento entr. - Maria Clara Gracia
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"LOJUSTO"

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