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Nelson Castellanos Prieto

Historiador. Magíster en comunicación

¿Existe la libertad de prensa en Colombia?, ¿Si no, es un logro alcanzable?

 

La libertad de prensa es un espacio de lucha, de disputa entre, periodistas de un lado, que si hacen su trabajo desde los valores fundacionales estarán en permanente conflicto con todo tipo de poderes, político, moral, económico, poderes que seguramente no querrán que algunas irregularidades sean expuestas públicamente. Entonces ese reclamo de libertad de expresión se vuelve algo conflictivo dado que  tambien hay otro actor, los propietarios de los medios de comunicación que son empresas privadas que en su mayoría están buscando un lucro, y en aras de conseguir ese lucro, tienen algunas limitaciones en cuanto por ejemplo a la pauta publicitaria. Seguramente algunos anunciantes tendrán intereses en determinados aspectos de la realidad económica y en algunos momentos esos intereses entrarán en conflicto con el interés público. Es deber de los periodistas investigar, denunciar, y si un anunciante ve que la información que aparece en un medio va en contra de esos intereses, viene otro tipo de censura, la censura económica, el retiro de la pauta publicitaria o el veto a algún periodista. 

Entonces el asunto de la libertad de expresión, es un espacio, como ya dije, lleno de conflictos en donde de pronto los mas débiles son los periodistas, porque el estado es fuerte a través del empleo de sus instrumentos coercitivos, la ley. El poder económico es fuerte a través del poder del dinero, por supuesto. La debilidad del campo periodístico en cuanto a lo gremial juega en contra de la defensa de aquellos periodistas que son vetados, censurados. Creo que uno de los retos al futuro es consolidar un poco más el gremio periodístico porque solo en la unión y buscando la manera en que la gente reconozca la labor de los periodistas y pueda salir en su apoyo se logrará algo. Es fundamental que la gente valore y aprecie el periodismo profesional y lo respalde en situaciones de censura. 

¿Cómo se podría contrarrestar, en aras del buen periodismo, el hecho de que en Colombia, donde se podría decir que las masas son manipulables, la desinformación y la ignorancia hagan que creamos la primera cosa que veamos, o que creamos todo lo que dice El Tiempo por ser el más importante?

 

El problema es complejo. Hay que mirar tambien lo local, lo regional. En algunas regiones la gente tiene muy claro cual es la relación entre los poderes y lo que es la defensa del interés público sin que sea gente que tenga un nivel educativo muy alto. Es decir, no son necesarios estudios superiores para distinguir lo justo de lo injusto. De modo que a nivel local, regional, hay gente que demanda por una información veraz. Por otro lado puede haber poblaciones urbanas con niveles de educación más altos, poco críticas, llevadas por ese tren del consumo, del entretenimiento, ensimismadas, encapsuladas

Son las clases medias urbanas que no conocen mucho el país, que no son solidarias con la Colombia rural y entonces están atrapadas entre los grandes medios, que reproducen los intereses de poderes tradicionales, y las redes sociales que lo que hacen es formar opiniones muy atomizadas en donde la gente solamente sigue a los que piensan como ellos. Vemos una especie de incomunicación, poca gente va a seguir al que piensa diferente y por ende no se construye un diálogo crítico, se promueve más el sectarismo. Este lleva a la intolerancia política, que es lo que vemos hoy en día, y de la intolerancia política a la violencia solo hay un paso. 

 

¿Se podría decir que un periodismo ciudadano podría jugar un rol en pro de un periodismo honesto?

 

Si, el periodismo ciudadano vendido como un periodismo alternativo a los grandes medios, un periodismo comprometido con el interés público, pues claro que hay que defenderlo. El problema es la desigualdad económica y tecnológica, porque ese periodismo ciudadano no tendría el mismo alcance de los medios, no tendría el mismo desarrollo tecnológico y lo vuelve marginal. Los grandes medios llevan la delantera en cuanto a más tradición, más historia, más capacidad económica, técnica y los medios alternativos ciudadanos juegan en contra un poco desde el punto de vista económico, de modo que muy poca gente los conozca o los oiga y esté atento a lo que informan.

El reto ahí es difícil, porque eso también es una lucha por la vigilia, obviamente son más vigiles los grandes medios. De modo que acá la tarea es inmensa en cuanto a que estos medios alternativos puedan tener el apoyo del público, que tradicionalmente han estado del lado de los grandes medios. Hay que ver la forma de equilibrar un poco más esos flujos informativos para que estos medios ciudadanos puedan tener un auditorio mucho más amplio. 

 

Para un periodista que tenga sus valores éticos claros y tenga un problema en su medio en cuanto a censura y limitación de su voz, de sus historias, ¿Qué debería hacer? ¿Salir del medio es la solución?

 

Lo primero es llevarlo al debate público. Ósea, que la gente se entere y llevarlo también a discusión del gremio. Por eso insisto tanto en lo importante que es fortalecer la agremiación. Porque hay dos instancias ahí, la instancia del campo profesional, de modo que el colegaje salga a la defensa de ese periodista censurado, pero a la vez la gente también se de cuenta qué es lo que le esta pasando a este periodista que, en aras de hacer su trabajo de una manera profesional, está siendo víctima de la censura. Entonces es muy importante el debate público, que se sepa, que se conozca y eso pueda ser visibilizado en todos los foros de modo que no quede oculto. 

El siguiente paso, es ya pasar a las instancias que el gremio ha construido. Por ejemplo la FLIP, o los gremios, ya sea el CPB (Circulo de Periodistas de Bogotá), o el Colegio Nacional de Periodistas. El último paso es llegar ya al escenario internacional, donde en algunos casos pueden brindar ese espacio para la denuncia ante lo que está haciendo un medio con una voz que se pretende silenciar. 

 

En cuanto a la censura y violencia física ajenas al medio, como historiador, ¿ha vivido o experimentado alguna situación particular?

 

Hay dos casos que me parece importante recordar. Ambos ocurrieron  finales del siglo pasado. Uno es el caso de una periodista en Valledupar, Amparo Leonor Jiménez. Ella fue corresponsal de un noticiero que en esa época se destacó mucho , el noticiero QAP. Se comprometió mucho con el periodismo de investigación y se comprometió también con las comunidades que eran víctimas del despojo de tierras a manos de grupos paramilitares y terratenientes. Ella combinó esas dos tareas, del periodismo y de ser vocera de la comunidad. Termina siendo asesinada en Noviembre de 1998, si no estoy mal, y de acuerdo a la investigación de los medios, a manos del paramilitarismo. De todas formas ese crimen sigue en la impunidad porque no se ha esclarecido completamente, salvo que por contexto ocurrió en zona de control paramilitar y ella fue varias veces amenazada por los paramilitares. 

El otro caso es el de Maria Elena Salinas, una periodista muy joven egresada de la Universidad de Antioquia que también se interesó mucho por la comunidad, ayudándole a jóvenes en las comunas para que vieran en los medios, en la fotografía, en el video una manera de enfrentar la realidad. Ella les ayudaba con instrucción sobre cómo hacer videos y eso. El punto es que, al trabajar con las comunidades y al trabajar en medios alternativos, Maria Elena se convirtió en un objeto de seguimiento del mismo estado y de fuerzas de extrema derecha, al punto que, tras su asesinato, hubo alguna propaganda, algún relato que decía que era simpatizante de un grupo de izquierda, cosa que, hasta el día de hoy, no se ha demostrado. Pero digamos que eso sirvió para estigmatizarla y terminó siendo asesinada si no estoy mal en el 2000, en San Carlos Antioquia. Su cuerpo fue hallado junto con otras dos personas en una fosa. De acuerdo con los relatos de los medios de prensa de esa época, la presentaron como si ella fuera una militante de una guerrilla de esa zona.

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Tenemos ahí dos casos a finales del siglo pasado donde dos mujeres muy comprometidas con las comunidades más vulneradas en épocas de guerra, y dos periodistas de profesión, cayeron en esa época tan difícil para los periodistas como fue el cierre del siglo XX.

 

"LOJUSTO"

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